el Salmo 42, verso 7, que da nombre a este comentario:
"Un abismo llama a otro", entendemos que sólo el llamado de un abismo puede lograr la respuesta de otro abismo, porque lo que es superficial no puede descender a los abismos, ni tampoco puede penetrar jamás a las partes más hondas, pues lo profundo sólo responde a lo profundo. Así que solamente lo que proviene de de lo más íntimo de nuestro ser podrá alcanzar una respuesta íntima. Así que no es raro que cuando escuchamos un mensaje, lo único que puede conmover nuestro yo interior es lo que proviene del interior de quien habla y si no sale nada de lo profundo de su ser, la ayuda que vamos a recibir a través del mensaje viene a ser superficial. Entonces entendemos que la profundidad espiritual es de cardinal importancia, porque solamente lo que brote de allí podrá tocar lo profundo del ser de otros y si nuestro ser interior no recibe ninguna ayuda ni tampoco algún beneficio, seguramente nunca brotará nada de él. Si queremos ayudar espiritualmente a alguien, algo debe brotar de lo profundo de nuestro ser. Así pues, si no cavamos en lo más profundo de nuestro interior, nunca tendremos la posibilidad de poder llegar a nadie, a menos que nuestras palabras salgan de allá, de lo más recóndito o guardado de nuestro ser, no tocaremos lo profundo de otros. Quizá pudiéramos estimular sus emociones y sus pensamientos; podemos, incluso, lograr que lloren o se alegren o bien lleguen a conmoverse, pero como dice el salmo 42:7, sólo "un abismo llama a otro". Seguramente que todas las expresiones superficiales nunca llegarán a tocar lo profundo de las personas que queremos alcanzar.
Oremos a Dios pidiéndole que nos alimente con su gran caudal de espiritualidad para que podamos llegar a los demás a lo más profundo de su ser, que en realidad podamos tocar su corazón
FUENTE MICROSOFF. INTERNET-
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